jueves, 22 de septiembre de 2011

Durante todo el día oigo a la gente hablar alto, como a voces. Pero cuando me abrazas... haces que no pueda oír la multitud y por mucho que ellos lo intenten, no sabrían decir qué se han estado diciendo tu corazón y el mío. La sonrisa de tu cara. La sinceridad de tus ojos. La fuerza de tu mano. Todo eso...

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